... X. L. Méndez Ferrín ...
Ponte de luz, carbón, pólvora y ojos
negros de niños muertos
clavados en las salas del pazo.
Ponte de corazón, ladrillo fósforo
con quinientas espirales para llegarle
a la verde cumbre y ocultadas sedas.
Ponte de mar, estruendo, primavera
y manos estremeciendo el vaso, amante,
en el que cantan las sedes de otro tiempo.
Ponte de contemplar. amor, antiguamente
y dulcísimamente y perder como vidas
viejas y tirar la chaqueta cada día.
Ponte de puente; ponte, amiga, en puente
estrangulando el río en el que mujo y bramo
con robles, hojas.
Ponte para salir la falda nueva
y, tan cursi por el jardín, te nacerán en los ojos
lunas, avispas y una jarrita de miel.
Ponte de espaldas, natural y fuego
negro por los bajos conmoverán tus adentros
con gruñido vivo sin vivir en mí.
Ponte de piel de nuca, de guijarro,
de hombro, peñasco del crepúsculo,
al igual que una caja de música o cerezos.
Ponte de frío, ponte estatutaria
y cada embate será líquido inmóvil,
abril de jade, estigma de alabastro.
Ponte de recurrir, ponte de lengua
y unión, tromenta, carne para el discurso,
palabras como pasto lloviznado.
Ponte de vino, en fin, y calabaza
y tengamos, amor, amor, una hogaza candeal
y ojos para mirar el buen fuego y la muerte.
[Edición PonteAérea, nº 2. León, 1993.
-Traducción de Eloísa Otero y Manoel Outeiriño]
EN BUSCA DE UNA SOCIEDAD DECENTE
Hace 9 meses
1 comentario:
"Ponte de puente". Vosotros ya lo habéis hecho, ya sois puentes. Voy dejando aquí algunas huellas de los recorridos vitales que vuestros puentes me invitan y empujan a realizar, pero hay otros que callo.
Éste lo comparto con vosotros, Virginia e Hilario, y con quienes os leen tras haber leído esto en "Posturas para copular en homenaje":
"y tengamos, amor, amor, una hogaza candeal
y ojos para mirar el buen fuego y la muerte."
Lo comparto, decía: un día de 2003 lloré frente al fuego de una chimenea y luego escribí: "La noche anterior él encendió un fuego de chimenea, y ella, sentada en el suelo, lloró. Sintió que volaba. No recordaba que algo tan sencillo y efímero como el fuego podía conmoverla así. El crepitar de la leña era Maika misma y todo lo que en ese instante la rodeaba: él, música, un bol con vino tinto, y paz, tanta presencia de paz que desear huir de ese mundo habría sido un suicidio, un desprecio a la vida. En el fuego se contemplaba a sí misma, lo contemplaba a él, y contemplaba el tiempo sin tiempo, la vida con vida."
GREGORIO DAVID es y será tiempo con y sin tiempo, es y será vida por muchas razones y también porque su segundo nombre contiene la palabra VIDA, aunque intenta despistarnos desordenando las letras, ay ay ay, estos nombres que despistan...
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